domingo, 22 de septiembre de 2019

Antonio nos ha dejado


Antonio era una persona muy humana, cariñosa y con mucha conciencia y sabiduría en su interior. Le encantaba razonar y analizar todo, cualquier cosa, situación, información que llegase a él. Gozaba de una gran inteligencia y entendimiento, el cual siempre lo transmitía a los demás.

Para mí Antonio fue un maestro espiritual, un gran amigo incondicional que, cada vez que lo necesitaba, siempre estuvo ahí. Era único transmitiendo ese amor incondicional que tanto caracterizaba a su persona, a través del cual aportaba a las personas su enseñanza para la vida. 

Compartí momentos buenos, maravillosos con él, en los que entre los dos buscábamos la manera de dar a conocer al mundo que debían ser conscientes de lo mucho que hay en su interior para aportar a la humanidad, siempre respetando cada uno de los límites que cada cual quisiera poner en su vida. Todo lo que compartí con él me llenó muchísimo y me ayudó a crecer como persona y como ser. Aprendí y comprendí que en la vida, las situaciones que vivimos tienen un por y un para qué, y entendía que todas esas situaciones formaban parte de nuestro crecimiento interior, de nuestro aprendizaje en la Tierra.

Él me enseñó el porqué de cada situación y el cómo saber transformarlo de manera correcta. Compartimos lágrimas, sonrisas... Fue un gran consejero y sé que sigue estando entre nosotros y que seguirá aportando, desde donde esté, todo aquello que termine de aprender en ese plano. Me guió para saber combatir mis miedos, a mostrarme tal cual soy realmente, a ser capaz de transmitir junto a él mediante la palabra todas aquellas enseñanzas para las personas; me mostró cuál es mi trabajo aquí. Y no tengo palabras para expresar todo lo que viví y todo lo que me dio a conocer. Sólo sé que espero continuar mi camino en la Tierra sintiendo que sigue estando aquí, ayudándome y ayudando a todos, como era él. Gracias por haber formado parte de mi vida.

© 2019 Conchi Cerdá

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